Por supuesto que no se
puede encasillar a la totalidad de los jugadores que practican el tenis de mesa
dentro de esta respuesta, pero si puedo afirmar que las respuestas vertidas
aquí son las que más he escuchado en mi carrera de entrenador.
- QUE SEA JUSTO: sin lugar a dudas la demanda más habitual por
parte de los jugadores. Implica ser justo algo tan sencillo como ser
consecuente con lo que decimos y no contradecirnos. Por ejemplo, es muy común
que el entrenador de un club cuya aspiración es tener a muchas personas jugando
al tenis de mesa y tener uno que otro
buen resultado en su provincia, comunidad y quizás a nivel nacional se muestre
muy amable con el jugador “nuevo”, le
dedique tiempo, le enseñe los golpes básicos, etc, etc, pero al final el
entrenador se termina volcando a los jugadores que juegan mejor, que tienen más
talento o que prometen un futuro deportivo exitoso. En general de un grupo de
15 o 20 niños, solo 1 o 2 reúnen esas condiciones, lo que implica que el resto
de los niños no tendrán nuestra mejor atención o, en el peor de los casos,
atención ninguna. El/la jugador/a se irá y no volverá o empezará a molestar
para llamar la atención, o reclamará al entrenador y la dinámica de la clase se
verá seriamente afectada. Otro claro ejemplo de este reclamo se produce cuando
el entrenador le dice a sus jugadores que el que no entrene no jugará la liga,
o el torneo, o no viajará a tal o cual lugar a competir, pero si se ve apurado
por alguna razón o necesitado de buenos resultados recurrirá al mejor de sus
jugadores aunque no entrene y esto generará un gran malestar entre el resto de
sus compañeros.
-
QUE SEPA ESCUCHAR: no solo el lenguaje oral, sino también el
lenguaje corporal. Estamos preocupados por cumplir con nuestra planificación,
con cumplir con los plazos establecidos en los objetivos, pero nos olvidamos de
lo mas importante, de lo que los jugadores quieren y no se lo preguntamos, o si
nos dicen, no los escuchamos. Muchos de ellos no quieren ser campeones, o no
quieren entrenamientos estructurados, tan solo quieren pasar un buen rato, o
están cansados del agotador día que han tenido con sus múltiples actividades, o
han tenido un problema en casa, o en la escuela, o con la pareja y así podemos
enumerar múltiples problemas que hacen que el jugador no responda a nuestro
estímulo y se produzca el inevitable enfrentamiento. Pero no es el único motivo
de reclamo; muchas veces el estilo de juego que quiere el entrenador para su
jugador no coincide con lo que el jugador quiere y le gusta y a pesar de que
este último reclama tener su propio estilo, el entrenador no lo escucha y le
quiere imponer su propio estilo, lo cual, también, provoca, a la postre, un
enfrentamiento.
-
QUE RECONOZCA LOS LOGROS: los entrenadores somos los primeros en
destacar las cosas que hacen mal nuestros jugadores, como en película yanqui de
futbol americano, o nuestra formación de origen militar nos encanta destacar
los errores del niño, incluso a veces poniéndolo en ridículo y generando la
burla de sus compañeros, pero pase lo que pase, no se destaca en el día a día
los logros que obtiene, solo lo hacemos si sale campeón. Es muy importante
resaltar los pequeños éxitos que obtiene el jugador en cada uno de los
entrenamientos según los objetivos establecidos para esa sesión de trabajo,
otorgándole mayor seguridad emocional y confianza en si mismo generando una
buena autoestima que le permita afrontar situaciones de presión en su vida
deportiva y cotidiana.
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