viernes, 12 de diciembre de 2014

ENFOCO. UN POCO DE HUMOR

Se acaba el año y prefiero cerrarlo de una manera diferente, no hablando de técnicas, ni de tácticas ni de psicología, nada de eso. Me decanto por un cuento breve, simpático, donde describe situaciones que nos pasan a los que tenemos unos añitos en esto cuando jugamos un torneito por ahí.
El humor, la diversión, son una parte importante en el deporte, es uno de los grandes motivadores. Espero lo disfruten y que pasen un fin de año lleno de humor.



ENFOCO

Caminaba despacio a buscar la pelota pensando qué carajo hacer. Me están cagando a pelotazos y se 
me acaban las ideas ¿Qué carajo estoy haciendo mal? Si es peor que yo, pensé. Puta madre, me olvide de ir al banco a pedir el balance para ver porque me cargaron en la cuenta ese dinero, si yo nunca compré ahí recordé cuando llegué al lado de la valla, y me puse a ver el partido de al lado. Adrián ganaba fácil y si yo ganaba iba a ser mi próximo rival. Nunca le gané al cabrón, ma sí, pierdo y chau, si después me mata, mejor no lo peleo. Me agacho a recoger la pelota, giro y veo la cara de culo del imbécil de Abel, que se mostraba ansioso por rematar la faena dejando en claro que le jodía que tardase tanto en volver a la mesa. Nunca me había ganado y ya me tenía. No le voy a dar el gusto o por lo menos voy a hacer que se cague en los pantalones. Si me quiere ganar va a tener que sufrir. Me acerco al toallero, agarro la toalla y me seco el sudor que empapaba mi cara. Miro el marcador, 7-2 y 2-1 en sets abajo. Le saco largo y que se pudra todo, total es un cagón el Abel éste, si entro en velocidad frunce y capaz que empieza a fallar de una vez. Me preparo para sacar y la reconcha de la lora, me olvidé también de llamar a Marta por el tema de los papeles para que me anote como autónomo de una vez ¿Saco de revés o de derecha? Saco de revés y fallo el saque la reputa madre que los re mil parió. Me planteo seriamente reventar la paleta contra el suelo, pero no puedo, los pibes me están mirando y les dije mil veces que hacer eso está mal, no lo puedo hacer y convoco a ese Dios en que no creo en voz alta, muy alta. Abel suelta una mueca que parece  una sonrisa y lo miro fijo a los ojos, como si lo quisiese matar. Tranquilo que es un partido, estás acá para divertirte, acordate de eso, me miento. Tengo que ir el lunes al Colegio Don Bosco, no me puedo olvidar, a ver si me  dejan entrar a trabajar de una vez y meto un gol de media cancha, en ese Colegio está lleno de pibes, ojalá Mónica se porte. Me dan ganas de mear, esas ganas que sentís en la punta del pito, no en la vejiga, está claro que estoy nervioso. Se va todo a la mierda, lo peleo hasta el final, tengo que poner huevos y “morir peleando”. No me puedo concentrar, me cago en todo, siempre me pasa lo mismo. Espero que Alejo no vaya mañana al entrenamiento, me tiene hasta los huevos, no sé para qué va, a joder nomas, o seguro que lo manda la madre porque no sabe qué hacer con él. Me saca cortado largo al medio de la mesa, se equivocó, está claro, ahora lo mato con un buen top spin de derecha y que corra. Le doy con el canto y se tiene que agachar Abel para que no le dé en la frente. Qué pena que no le di, al menos me reía un rato, y encima el hijo de puta cuando recompone la posición me mira fijo a la cara y levanta el puño gritando un lastimoso ¡¡vamos!! Siento que me pongo colorado, ese colorado de bronca, que sabes que la sangre, toda, está en la cabeza y que está por explotar. Pido tiempo y veo a Abel buscar su toalla e ir al trote, triunfal, a su rincón y se pone a beber con un gesto claramente triunfal, como un boxeador que no se sienta en su rincón después que sonó la campana y sigue con los guantes arriba, dando saltitos cortos, con ganas de que vuelva a sonar la campana para terminar de cagar a trompadas a su rival. Bebo mi agua, ya casi tibia y me dan más ganas de mear. Me toco la verga como para calmarla, siempre hago lo mismo aunque sé que no sirve para nada, las ganas siguen ahí ¿y si me paso la mano por los huevos también y después de que me gane le doy la mano y también le acaricio la cara? Descarto esa idea. ¿Qué hago ahora? Me debatía más entre pelearla o no que pensar en donde tirar esa pelota que hoy no me quería o al menos estaba esquiva ¿Y si lo ataco al medio? Si se mueve menos que una morsa lisiada. Si, voy a hacer eso reafirmé con más dudas que otra cosa. Centrarme es lo más importante!!  Hoy es domingo ¿la pondré hoy? Venimos mal con ese tema y la verdad que yo tampoco ando con ganas últimamente. No sé qué me pasa. Al medio, todas al medio!! Saca, largo, obviamente, porque es un cagón y le tiembla el pulso y lo ataco al medio, entró por fin, pero con asombro veo que se mueve y me hace un contra top spin tremendo a la derecha, bien abierto y yo, que me muevo menos que él, menos que una ballena encallada en una playa, saco orgullo de no sé dónde y  me estiro de forma tal que siento crujir mi hombro, pero llego, de pedo, pero llego y bloqueo un paralelo hermoso seguido de un estruendoso ¡¡eso!!! que tiene más de bronca que de alegría por el lindo punto que acabo de conseguir y al que no le doy tanta importancia. Hoy tengo que terminar los informes pendientes sí o sí porque el lunes los tengo que entregar. Me dejé estar y esta noche tendré que quedarme hasta tarde. Saco corto, me corta largo al revés, quiero cortar duro, la tiro a la red. Estoy en el horno, está claro. A morir con dignidad!! ¿qué será el ruidito que hace el coche cuando freno? Espero no sea nada porque no tengo un centavo  para ponerle. Saco de revés cortado corto a su derecha. Abel, ya envalentonado al máximo y con ánimo de arriesgar ya que el margen lo amerita hace un flip,  en su puta vida hizo un flip el cagón este pienso rápidamente al ver que se me desbarataba el plan inicial, y como no podía ser de otra manera, la bola da en la red y empieza un lento pero continuo andar a lo largo de la cinta blanca donde culmina la infiel tela para terminar cayendo, obvio, en la parte derecha de mi lado. No podía permitir que el partido termine así   y me tiro y estiro para salvar  el punto, pero claro, nada podía salir bien ese día, calculo mal, muevo mal los pies y me la pongo de lleno en la cadera derecha sintiendo un dolor tremendo que me hace perder el equilibrio y empiezo a ver "mosquitos” flotando y después de mover hacia adelante la mesa unos 20 centímetros, lo cual significaba la pérdida del punto y el partido, el pie derecho me abandona, se afloja y doy un giro brusco que me lleva a chocar con la mesa de árbitros y con el árbitro también – un pibe de 13 años que se estaba cagando de risa del tortazo que me había dado contra la mesa, hasta que se dio cuenta que me le iba encima y cambió rápidamente la expresión al horror – acabando los dos abrazados en el suelo, sin lesiones graves ninguno de los dos. Ya en el suelo, atónito, incrédulo ante el colmo de la hijaputez escucho a Abel gritar ¡¡soooooooooooo!! Se me vino a la mente en una fracción de segundo,  26 formas diferentes de matarlo o de infringirle un daño importante mientras trataba de salir de encima del pibe que se quejaba.  11-3. Le doy la mano sin fuerza, laxa, y sin mirarlo. Agarro el bolso, me voy a las duchas y miro de reojo a Abel que se queda, exultante, charlando con los boludos de siempre, que se acercan a felicitar al vencedor, como si eso fuese contagioso.
Me quedo quieto, sintiendo el agua tibia de la ducha, con la cabeza debajo del agua, cosa que me relaja e intento repasar el partido pero no puedo. No sé a qué mierda vengo a estos torneos de mierda, que están tan mal organizados, no vengo más. Calculo como quedaré en el ranking después de este torneo y…el próximo lo juego y después si no juego más. Me cambio lentamente y entra Abel que me mira socarronamente y me dice “lindo partido”, el muy cabrón. Si, jugaste bien le dije y apure para salir rápido de ahí, pero él insiste y hace un análisis del partido y yo solo pienso en que jugué como el culo y que no hay análisis posible que hacer, que la próxima le rompo el orto. Aprovecho para irme temprano le solté, para que no me joda más y falsamente le deseo suerte en el próximo partido.
Salgo del pabellón lo más rápido posible para no tener que aguantar ningún comentario pelotudo sobre el partido o algún alma caritativa que me de aliento manifestando cuanto lamentaba mi derrota, como si fuese cierto.

Me fumo un cigarrillo en pocas pitadas y me subo al coche. Ya en la autopista, más tranquilo, reflexiono. Está claro que el problema está en que no enfoco, me disperso mucho y así no es posible jugar y mañana tengo que llevar los recibos a ver si cobro un par de cuotas y zafo esta semana que estoy sin un peso. Está claro que el problema está en que no enfoco.

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